“Vuestra obra” es un espacio abierto a la participación en el que se muestran periódicamente obras de nuestras áreas de reserva. Con motivo del Día Internacional de los Museos (DIM), lanzamos una nueva votación para que eligierais vuestra obra favorita partiendo del lema de este año «Museos, sostenibilidad y bienestar».
A través de nuestra web y redes sociales propusimos cuatro obras, muy diferentes entre sí, de los artistas Javier Codesal, Gerardo Rueda, Eckhard Heidrich y Juan Ugalde (todas ellas de la colección Circa XX), siendo esta última la más votada con un 36% del total de votos.
Juan Ugalde
Las invasiones bárbaras, 2005.
Fotografía intervenida
El trabajo de Juan Ugalde (Bilbao, 1958) excede lo puramente pictórico. Su búsqueda de nuevos medios de expresión lo acercan al vídeo, la instalación, la performance y lo digital, pero siempre con la pintura como referente.
Interesado por la realidad social, crea el grupo de agitación socio-política Estrujenbank (1989-1993) junto con Patricia Gadea, Mariano Lozano y Dionisio Cañas. Estas experiencias de arte colectivo alejadas de los circuitos tradicionales marcaron su posterior trayectoria en solitario.
Con gran originalidad de medios, incide en el consumismo y la autocomplacencia de la España en los noventa, mientras que en el nuevo milenio suscribirá el compromiso con la defensa del medio ambiente y la denuncia del desarrollo urbanístico descontrolado.
La serie Las invasiones bárbaras está formada por un conjunto de fotografías intervenidas y un vídeo, acompañados de un ácido texto firmado por Dionisio Cañas y el propio Juan Ugalde: “Esa fecha del 2001 fue cuando la sociedad civilizada, aquella cuyos valores provienen de la filosofía griega, del renacimiento, de la imprenta, de la enciclopedia… y de la hostia en verso, se convirtió, decíamos, en una civilización bárbara.”
Capturas de momentos cotidianos y escenarios comunes que, con la intervención pictórica del artista en las fotografías, o el montaje del metraje, se resignifican y adquieren una dimensión nueva. Esa piscina y ese mar, paisaje tantas veces contemplado en nuestra costa, cobra una nueva dimensión, nos invita a pararnos y reflexionar, volver a mirar, contemplar la barrera absurda que separa las dos aguas, la agresión innecesaria.